El té negro es un té fermentado, lo que quiere decir que su proceso de elaboración incluye cuatro pasos: marchitamiento, enrollado, fermentación y desecación.
Todos los tipos de té provienen de un árbol oriental, denominado por los botánicos Camelia Sinensis o Thea Sinensis. Es un árbol de hoja perenne, elíptica con flores blancas y un tipo de fruto capsular con tres semillas negruzcas. Puede alcanzar hasta los 10 ó 15 metros de altura en su estado más salvaje, pero el que se cultiva para su recolección se suele talar a una altura de 1 ó 1.5 metros para facilitar la recolección de sus hojas.
Proceso de elaboración del té negro
Todo empieza con la recolección de las hojas que en un principio se extienden y se dejan marchitar (las variedades más refinadas se secan a la sombra). Este proceso de marchitación se prolonga hasta que las hojas resultan suficientemente flexibles para enrollarlas sin que se rompan. Si tienes la suerte de poder presenciar este proceso podrás apreciar que estas hojas desprenden una fragancia natural que recuerda a la manzana.
Una vez la hoja está marchita, se enrolla para que libere las sustancias químicas que determinarán su aroma y su color final. Hay fábricas que todavía realizan este proceso de forma manual, pero cada vez más los fabricantes de té están comprando un tipo de máquinas que automatizan el proceso de desmenuzar las hojas.
A continuación, se rompen estos terrones de té y se extiende la hoja en un ambiente húmedo y fresco durante tres o cuatro horas y media para que absorba el oxígeno que provoca una reacción química y así las hojas adoptan tonos cobrizos.
Las hojas oxidadas se desecan para detener el proceso natural de descomposición, oscureciéndose sus partículas y adoptando el aroma característico del té negro.
En algunas fábricas chinas, todavía se realiza una desecación sobre grandes recipientes al aire libre ubicados sobre fuego. Sin embargo, últimamente el té se suele pasar por túneles de aire caliente o se hornea.
Así que cuando se trata de un té negro el proceso de elaboración pasa por estas 4 fases:
- Marchitamiento, cuyo objetivo es eliminar en las hojas frescas una parte de la humedad, es decir, deshidratarlas. Las hojas deben perder entre el 40 y el 50% del agua que contienen. Para ello se utilizan varios métodos. En algunos lugares las colocan en grandes cubos con fondo perforado o de rejilla, sobre cañizos de tela o en capas de enrejados metálicos. En otras zonas, las colocan en toneles que circulan a través de unas cintas transportadoras por túneles. Según la región y sus condiciones climáticas, esta operación puede ser apoyada por grandes ventiladores que lanzan y aspiran aire caliente a través de las hojas. Según sea la intensidad del marchitado los resultados obtenidos serán muy diferentes. De esta forma, un marchitado ligero dará lugar a una hoja frágil que puede romperse fácilmente durante el proceso de enrollado. Por el contrario, si el marchitado es potente (elimina aproximadamente un 50% de humedad de la hoja) la hoja se seca más y se dificulta su enrollado. La intensidad del marchitado incide en el carácter final de la infusión de té negro.
- El enrollado, consiste en romper las células de las hojas para liberar una serie de sustancias que a su vez interactúan, desencadenando sucesivas reacciones químicas que permiten la fermentación posterior.
- La fermentación. En este proceso se convierte la hoja de té en un té negro. Las hojas se extienden o se exponen al aire para que reciban el oxígeno que produce las reacciones químicas necesarias para fermentarlas. Esta fase es muy importante, ya que si la fermentación es corta el té tendrá un sabor acre, herbáceo y no contará con la madurez suficiente. Por el contrario, si es excesiva, las hojas tendrán la apariencia de quemadas, y la infusión no contendrá los deseados matices aromáticos del té negro.
- El secado. Su objetivo es detener la fermentación en el punto óptimo de agua. Para ello el productor juega con dos variables: el tiempo y la temperatura.
Y de esta forma es como se consiguen las mejores variedades de té negro que podemos encontrar entre nuestros proveedores, que son los que envasan los mejores tés negros del mercado para que nos lleguen en las mejores condiciones.
En el envasado, cuando se trata de filtros de té convencionales, se utiliza el método CTC (triturar, cortar, enrollar) lo que permite desmenuzar más las hojas y envasarlas en la tradicional bolsita de té que permite hacer una infusión más rápida y fuerte. Este tipo de envase es práctico y rápido y podemos encontrarlo, por ejemplo, en el té negro Indian Chai de Pompadour.
En este proceso de envasado la hoja marchita pasa por los rodillos de una máquina CTC, aunque el resto del proceso es el mismo de cualquier té negro ortodoxo.
En el caso de que el té negro venga envasado en pirámides de té, la máquina permite cortar las hojas en trozos más grandes como ocurre con el té negro Orange Pekoe o el té negro melocotón envasados en pirámides de té.
Tipos de té negro
Té negro Assam:
Las hojas de té tienen un fuerte y aromático sabor. Su infusión es de color dorado oscuro. Su mejor cosecha es la de mayo a junio.
Té negro Ceylan:
Las hojas de té son muy aromáticas y su sabor ácido. Su infusión es de color ámbar y es rico en extractos. Las mejores plantaciones son las de Pettiagalla y Kenilworth.
Té negro Darjeeling:
Es uno de los tés negros más selectos. Las hojas de té tienen un ligero aroma afrutado. Su infusión es de color claro y brillante. Ideal para tomar por la tarde.
Tés negros aromatizados
Para las mezclas de los tés negros aromatizados se utiliza como base el té Ceylan. Colorido para la vista y el paladar. Deliciosos y exóticos sabores, abundante surtido de aromas de té negro. Desde los más clásicos hasta las creaciones más innovadoras.
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